AQUEL VERANO NO TUVE
BICICLETA.
A media mañana
de aquel caluroso día de julio, me fui como otros muchos días al Cortijo de las
Cuevas. Tenía bici nueva. Un par de semanas antes fue mi cumpleaños, y me la
regalaron mis padres. La vieja ya estaba hecha ciscos, y no todos los días se
cumplen 15 años.
Mi padre convenció a mi madre para que en otoño ya me pusiera
calzones largos, mi madre seguía erre que erre diciendo que los zagales de mi
edad estaban mejor con bombachos, pero al final cedió y fuimos a Tegidos El Metro a
comprarme la tela.
Me gustaba ir a las Cuevas, un cortijo a la falda de la Sierra en Villarubia, me sentía a
gusto, hablaba con los trabajadores, a
veces con las Duquesas de Artaza. Como tenía mucha curiosidad por aprender lo
mismo cogía un libro o una revista y la leía debajo de un árbol, como me
arrimaba a los tractoristas para hablar de motores, o a los mas mayores para
que me contaran historias.
Pero aquel día
no fue como los demás. Estaba entretenido cuando alguien me dijo que no me
parara y me fuera para mi casa. Yo notaba a mucho movimiento y mucho
nerviosismo en la gente. Me fui todo lo rápido que pude. Pero cuando llegué
frente a mi casa, no podía cruzar el paso a nivel. Yo vivía en el Paso de los
Frailes, y para entrar en mi casa tenía que cruzar la vía. Había disparos por
todas partes. Se oían gritos de dolor, el zumbido de las balas parecía que me
iban a romper los tímpanos. Me escondí junto a una pita, tenía mucho miedo, me
temblaba todo el cuerpo,...No se cuanto tiempo estuve escondido, pero a mí se
me hizo eterno. Ya, casi de noche pude cruzar la vía y entrar en mi casa, pero
mi bici nueva la había dejado escondida bajo unas hojas de pita. Al día
siguiente o al otro, la trajo mi padre a casa. La gente decía que los golpistas
te requisaban todo lo que a ellos les venía bien, y por supuesto las
bicicletas. Le pedí a mi padre que me ayudara a enterrarla para que no me la
quitaran.
Durante los
próximos tres años no la pude desenterrar, cuando lo hice estaba corroida e
inservible.
Por eso, aquel
verano del 36 no tuve bicicleta, ni al otro, ni al otro, ni al otro....
Villarrubia de
Córdoba, julio de 1936.